A las 7:30 A.M. se activó la alarma que yo misma había programado la noche anterior. Sonaba Longing de Buckethead, canción perfecta para despertar, un tanto mañanera. Honestamente no tenía demasiadas ganas de levantarme de la cama, pero mi cabeza decía que ese sería un dia sensacional. Finalmente mis piernas lograron articular un movimiento rápido y seco, el cual me dejó con un leve mareo al pie de la cama. Corrí, si a eso se lo puede llamar correr, y conecté el equipo de música. Un poco de música enérgica para comenzar la jornada no venía nada mal. La última canción reproducida había sido Take it as it comes de The Ramones, por lo tanto puse play al asunto y me dirigí rapidamente hacia el baño, donde me di una corta ducha que me refrescó pese al calor mañanero. Sabía que sería un día un tanto agotador, por lo que decidí vestirme comodamente en lugar de arreglarme demasiado. Tomé un short, una remera, zapatillas y amarré mi cabello con un pañuelo sin caer en detalles. Mis auriculares, las llaves, un poco de dinero y no podría olvidar mi manteca de cacao con sabor a cerezas. Comí un bocadillo que había en la heladera. No puedo asegurar con precisión qué era, se que tenía bizcochuelo y un baño de chocolate, en fin, fué suficiente para saciar mi apetito. Cerré la puerta con doble llave, ya que planeaba no volver temprano. Puse un pie en la calle, y ahí la vi. Una motocicleta que al parecer estaba bastante nueva. Roja y negra, con un asiento de cuero que al parecer era sumamente cómodo. Era larga. Inmediatamente urgé mi bolsillo por instinto, lo que me hizo encontrar una llave del tamaño adecuado. Había un casco haciendo juego con los brillantes colores colocado en el manubrio izquierdo. Me avalanzé para subirme, hice girar la llave e inmediatamente le di un violento golpe al pedal que fué suficiente para encender la motocicleta de un tirón. Sentí el ronroneo del motor, lo que me indicó que ya estaba en condiciones para avanzar con mi pequeña aventura. Me coloqué el casco cuidadoseamente para que mi cabello no se "arruinara" y antes de que me diera cuenta estaba conduciendo lentamente hacia la calle en perpendicular a la cuadra de mi vivienda. Decidí que no tenía rumbo alguno y me adentré en las calles más tranquilas y solitarias. Cuando miré hacia mi costado me dí cuenta que las casas se perdían detras de mí muy lentamente, por lo que decidí ponerle un poco de emoción al asunto. Aceleré lo suficiente como para que el largo de mi cabello por debajo del casco se despeinara descontroladamente, lo que me recordó a una vieja sensación de libertad que hacía mucho no sentía. Continué mi viaje siempre en la misma dirección, y ví desvanecerse rápidamente todo aquello que me era tan familiar. Nuevamente miré hacia adelante y prometí no correr la vista hasta que estuviera lo suficientemente lejos.
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