CARTA 47

Claudia:
Me conecto ahora con algo que muchas veces comento en el consultorio. La diferencia
entre entender, comprender y aceptar. Aquí estoy otra vez con mi cargosa vocación por el
significado de las palabras (¿qué diría Lacan de todo esto?).
Entender me suena a mental, a intelectual. Entenderte es asegurarte que mi computadora
interna es capaz de decodificar tu mensaje; o que tu actitud es razonablemente lógica dados
los hechos y las circunstancias. En última instancia, tu conducta (acción o expresión) está
plenamente justificada.
Comprender más allá. La computadora no participa. Participa mi capacidad de ”sentir
con”. Me identifico, soy capaz de sentir dentro de mí lo que decís, sentís, hacés.
¿Y aceptar? Aceptar es darme cuenta de que sos quien sos. Puede ser que no sea capaz
de entenderte, quizás tampoco te comprenda. Sin embargo, si te acepto, podré no avalarte,
no compartir con vos, pero NO te pediré que cambies, que te modifiques.
Entonces, la dimensión de la palabra rechazo cambia. Mi rechazo podría ser una forma
de aceptarte, en la medida en que no exijo que te modifiques, que seas diferente, que tengas
otra actitud para quedarte aquí.
Aceptarte podría ser:
“No me gusta tu actitud, me molesta tu forma de ser o pensar, no quiero compartir cosas
con éste que sos, andáte o mejor me voy. Pero no te pido que cambies, por lo menos no
para mí, no para conservarme, no para permanecer conmigo. Seguí siendo quien sos y si
querés, buscá quien te quiera así, tal como sos. Porque te acepto, te rechazo.”
Dicho de otro modo, mi no aceptación es:
“¡Te quiero tanto! No nos separemos, pero vos tenés que cambiar esto o aquello. Tenés
que dejar de ser así como sos. Si querés estar conmigo, hacé el esfuerzo y modificá esto y
esto otro y así. Así estaremos juntos y felices...”
Y se me ocurre otra forma de no aceptación, también disfrazada de aceptación. Es
vulgarmente conocida como idealización.
En verdad, si te idealizo es precisamente porque no te acepto. Si te aceptase, no
necesitaría idealizarte.
No quiero que cambies. No para mí. Quiero aceptarte como sos aun cuando éste sea el
camino de separarnos. Prefiero que te alejes de mí por ser como soy, a que permanezcas
conmigo para cambiarme.
De todas maneras, si puedo elegir, elijo que me aceptes para quedarte, elijo aceptarte y
tenerte cerca, tan cerca como ahora...
Es que ahora que te escribo, que te cuento estas cosas, que comparto con vos mis
delirios, ahora estás aquí a mi lado, del mismo modo que me sentirás a tu lado -lo sé- cuando
leas esta carta.

Cartas para Claudia, Jorge Bucay

No hay comentarios.: