Odio las despedidas más que a nada. Con tan solo pensar en ellas, me saca de las casillas. Y wow, todo el poder que tiene un Adiós. Es una palabra fuerte, la usamos a menudo y lo que significa realmente es una despedida definitiva, no temporal o momentánea como se puede encontrar en un Hasta Luego o en un Nos vemos pronto. Ese tipo de despedidas inspiran fé, ya que se dá por hecho que aún no se ha terminado la historia, por llamarlo de alguna manera. Que todavía hay algo más que no conocemos y para eso hay que esperar a que ese Hasta Luego expire, caduque, y su fecha de vencimiento quede en el pasado. Esto sucede cuando las personas en juego se encuentran, se comunican, y se permiten un Hola y hasta quizás si tenemos un poco de suerte, un ¿Cómo has estado?. En ese preciso momento es cuando expira el saludo y se origina una nueva historia. O mejor dicho, un nuevo capítulo en la vida de ese par de individuos. Eso significa nuevas oportunidades, y chances para alcanzar. Por eso decir Hasta Luego es mucho mejor que decir Adiós. Creo que lo supera millones de veces. Porque decir Adios es concluir cosas, como cerrar un cajón. Y cuando el contenido en el cajón nos hace felices, nos hace sentir bien en infinitas maneras, no se debe cerrar, porque la pregunta sería ¿Por qué darle fin a algo que nos llena de felicidad?. Por eso, y sólo por eso, prefiero decir un Hasta Luego en lugar de un Adios.